Esquiando en Cerler con Pekis
De estación en estación:
Por fin llego el tan ansiado miércoles 18.
Son las 7:00h, y toca la rutina diaria, una jornada laborar por delante en la Jungla de los bontes. Un gran tumulto de gente comprando, en la víspera del día festivo del Padre, ideal para animar al consumismo que en estos ultimos meses, a decaído tanto, por miedo a ........., no se sabe muy bien que. En la hora punta, a medio día, aun hay mas gente y es que no tenemos que olvidarnos de llevar un regalo a Padre, como así nos marcan y además como buen españolito, lo hemos dejado para el ultimo momento, de ahí el aluvión de gente.
Las 15:00h, Cojonudo!!!!!, finaliza la jornada, la emoción me invade, estoy a unas horas de preparar todo para irme a Barbastro, a ver a mi Pekis y hacer una actividad que nos gusta a los dos mucho, skiar por esas grandes palas blancas.
Al llegar a mi Kely, aun tengo que finalizar la mochila, las ultimas cosillas por meter y mientras, preparo la comida, y de cena para comer en la estación de Palencia, en donde cogeré el tren hacia Monzón del Río Cinca. Como aun me queda mucho tiempo por delante, aprovecho para irme a correr un rato y así, por lo menos me acabo de cansarme un poco mas y así de esta forma, conseguiré dormirme mejor durante el viaje.
Arroyo de la Encomienda, 19:50h,. Todo esta apunto, estoy canino de la parada de bus de Arroyo de la Enc. Primer medio de transporte que cojo. En la carretera se aprecia que es víspera de un día festivo y para algunos puente, cuatro magníficos días para disfrutar del tiempo libre y de un inmejorable buen tiempo.
Al llegar a la estación de autobuses de Valladolid, se aprecia el mogollón de gente esperando su autobús. Pero es en la estación donde es mas impresionante. Colas de 20 minutos para coger billetes de tren de salida inmediata. La mayoría de la gente que se ve es juventud, estudiantes que marchan a sus ciudades, pueblos a pasar estos cuatro días. Es un placer ver estos momentos. Gente feliz, sonriente. Y es que en una estación, ya sea de autobuses y sobre todo de trenes, en donde me encontraba, se pueden percibir multitud de estados emocionales. Nerviosismo, por la espera a coger el billete, por los retrasos de los trenes, por llegar con el tiempo justo, por la información que se da por megafonía, que apenas se escucha con claridad. Se observa también mucha alegría. Por delante para muchos de los que están, tendrán cuatro días de vacaciones por delante, para desconectar del día a día, tan agobiante y cansino en estos momentos. Existe otro grupo de personas, las que hacen uso del tren o el bus todos los días por cuestiones laborales, que respiran alivio. Llegan a su ciudad y por fin termina la jornada. En sus caras se ve, cansancio y por fin llegan a casa.
Palencia, 21:40h. Buff, pues no me queda ni nada para que salga el tren!!!! Una bonita espera, aunque con los Lunis acechándome. Y es que mi hora de dormir son las 23:30h y mi reloj biológico no me perdona. Pero me entretengo con facilidad. Lo primero cenar un poco. A comer mi bocata de tortilla de Jamón serrano con mis dos cervezas, bien ricas. Luego a ir escribiendo esta crónica, mientras observo el personal que entra y sale de la estacion.
Palencia, al ser una ciudad pequeña y la hora es ya tardia, nos tiene apenas gente.
El tiempo pasa rápido y aun mas después de la llamada de Pekis. Con ella charlo un rato largo y que bien.
23:16h. Llega el tren. Es momento de montar. Estoy nervioso, aunque no me doy mucha cuenta hasta al ir a montar al tren., No me fijo en el numero de vagón, y solo en el de compartimiento, por lo que torpemente pregunto al revisor. –el n.º 91? De que vagón. “A mis adentros me digo, pero que membrillo soy!!!” ah!!!, pues el ........95, ya por allí, de acuerdo. Daba igual, monte en el tren y aun no se me había quitado la empanada de encima. Me metí en el compartimiento y me coloque en la primera cama que pille de las seis que hay. Hasta que me llego uno de los que compartían compartimiento y me dice.- Que n.º de litera tienes?. Y yo muy cojo nudo le digo.- indiferente. “pues no membrillo, el n.º 1” Ale a cambiarme de sitio.
Me tumbe en mi cama y a intentar dormir hasta mi destino.
En apenas 6 h estaría allí, saludando a mi Pekis, que me esperaba en la estación. Que gozada, bajar del bagon, girar la cabeza y verla.
Jornada de ski.
Era aun muy temprano cuando llegue con Sandra a Barbastro. Como se suele decir, no habían salido ni las calles. Y es que a las 5:45h es normal que así sea.
Como no nos quedaba otra, nos pusimos a desayunar. Ale!!! Yo como un estragado me puse morado a galletas, sobados y zumi, y es que me gastaba mucho hambre. Pekis en su linea, su zumi y sus galletas sin G.
A eso de las 7:30h y habiendo echo tiempo, con cualquier cosa, nos pusimos en marcha. Destino, Cerler.
Yo, arrastraba mucho sueño y no pude contenerlo. Los Lunis, me asediaron y se apoderaron de mi, haciéndome caer dormido, en pleno viaje. 30 minutos esnucadete en el coche sin dar conversación a mi Pekis, pero no podía mas.
A eso de las 9:00h llegábamos a la estación. Había un montón de gente, era obvio dado que muchos hacia puente y otros pocos como yo y Sandra que teníamos el día festivo, aprovechamos el día para disfrutar de las hermosas palas blancas que teníamos delante de nosotros.
Entre guardar colas, ir al servicio, etc...a las 10h nos pusimos a deslizar. Nieve primavera en su máxima exponencia. Dura a primera hora, provocando un gran deslizamiento.
La jornada y el tipo de nieve invitaban a realizar bajadas por pistas negras, y en vistas que Pekis estaba con gran confianza, nos dispusimos a disfrutarlo.
Marmotas, Codorniz, el ........... Vegan, de arriba a bajo sin apenas parar.
También toco un pequeño curso de perfeccionamiento sobre los conceptos y técnica del esquí guiado en la magnifica pala de Cogullas. Giros amplios y a gran velocidad, en busca de grandes sensaciones.
16:30h, las piernas ya no daban mas de si. La jornada había sido intensa y llena de grandes sensaciones y muy buenas bajadas. Pekis, había evolucionado mucho desde febrero y para mi era de gran satisfacción ver esta progresión. Tenia seguridad en sus movimientos.
La jornada en Cerler, tocaría a su fin, pero antes de darla por acabada, nos acoplamos en las mesas exteriores de la cafetería para comer un poco, aprovechado así los últimos rayos de sol del atardecer de este gran día.
Como colofón final, un paseo por Benasque, para gastar los cuatro perras que nos quedan en el bolsillo. En esta ocasión un bonito gorro.
La escapada tocaba a su fin. Tras cenar en Barbastro un exquisito pastel de patata relleno de algo muy rico, hicimos tiempo viendo un documental, hasta la hora de salir hacia la estación de trenes en Monzón del rió zinca. Mi tren, salía a las 00:50h, de una estación vacía.
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