viernes, 10 de julio de 2009

BARRANCO DE FORMIGA

Todo cuesta. Todo tiene su sacrificio y esfuerzo. Pero merece la pena poder hacerlo y aquí estaba, haciendo una nueva actividad de la mano de Pekis y otra tanta gente que aprecio.
En esta ocasión tocaba un Barranco, pero no aquí al lado, si no en Guara (Huesca), el grupo era bueno, Sandra, Maria, José, Pili, Héctor, Esther y Yo ( Pedro). José, se acercaría desde Madrid, el Viernes 26 . Yo, Esther y Héctor lo haríamos desde Valladolid, en un viaje relámpago. Salimos el sábado a las 16h rumbo Barbastro. 5h de viaje por delante. Un tremendo calor y sin aire acondicionado.
Zaragoza era un horno. 36º C, y Barbastro no queda muy por debajo en su temperatura.
Nada mas llegar, fuimos directo al coso, a tomar una cervecita con Pekis y la tropa, José y Maria, los cuales en la mañana habían ido de ruta por el valle de Benasque.
La cervecita duro poco, al día siguiente había que madrugar bastante, así que todos a cenar.

EL BARRANCO:

Madrugamos, a las 6: 45h sonaba el despertador, pero la peña no se levanto hasta las 7:10h. Así que íbamos con el culo pegado. Tuvimos que dejar todo sin recoger y salir pitando. Habíamos quedado en Alquezar a las 8:00h con el guía y nos presentamos a las 8:10h.

Por la villa, se veían ya muchos grupos preparando el material. Nosotros tranquilamente, nos fuimos a por el nuestro y el nerviosismo de Esther se podía apreciar. Teníamos todo dispuesto. Dejábamos el resto de los bártulos en Alquezar, ante las indicaciones del guía. En la zona de aparcamiento, del comienzo del barranco, se estaban produciendo robos en los coches y de esta forma, evitaríamos incidentes mayores.

Nos desplazábamos hacia el inicio del barranco. 50´ en coche y ya allí, a prepararse para el comienzo de la ruta. La aproximación nos llevaría otros 50´ mas. Paso tranquilo y poco a poco ganando altura. A 200m del final, nos poníamos los arneses. Un tramo tipo ferrata, para evitar accidentes totos. Y es que un resbalón, y posiblemente no lo contarías. Me sorprendió que el guía no tomara las mismas precauciones, a pesar de ser un tramo fácil, pero el exceso de confianza, es el que en muchas ocasiones provoca los accidentes.

El barranco se inició con un rappel de unos 10m, que todos bajamos con facilidad. Tal vez, Esther lo supero con mas miedo, pero le echo valor y solo le temblaban las canillas, al llegar abajo.
El calor era agobiante. Deseábamos meter nos en el agua y así refrescarnos.

Tras el rappel y sobre una gran roca, nos pusimos los neoprenos. Ahora si comenzaba el barranco.

Las bromas se sucedían. Que si pareces el muñeco de la Michelin. Que si las domingas no me entra!!. Que me apreta mucho el paquete!!!
El guía nos da las ultimas indicaciones sobre la posición a tomar en los diferentes momentos del descenso. Repasa nuestros arneses y a por el.


Comenzamos con un pequeño salto de 2 m. Luego un tobogán, saltito, un par de sifones, y a por las emociones. El barranco, se estrechaba profundamente, dejándonos a todos boqui abiertos. En apariencia creí, que este barranco no presentaría saltos de estas dimensiones.
El primer gran salto de 5 m, nos animó y fue Maria quien lo inicio. A continuación el de 7 m. Que subidon!!! Había que echarle valor para tirar se desde ahí. A mi memoria me llegaban recuerdos, del barranco del año pasado, donde la mayor parte de los saltos eran de 7m y par de ellos mas altos. Supongo que aquí la sensación de altura podía ser mayor, debido a la estrechez del punto.

Todos nos los pensamos antes de saltar y fue Esther la que nos tubo mas expectantes, pero le echo mucho valor y salto. Aplausos, gritos de, valiente, valiente y no era para menos.
Continuaba la diversión. Descendíamos por debajo de una cascada, continuábamos con otro salto de 3m y ya por fin llegamos al final del barranco, en donde nos recreamos varias veces saltando a esta ultima poza.
Una gran jornada, que finalizo, comiendo en la plaza del pueblo de Alquezar. Tirando de taper, mientras el resto de la gente comía en las terrazas. Pero nosotros al igual que ellos estábamos a gusto.






















El barranco nos sorprendió con fantásticas imágenes, emociones estupendas y mas de un momento de gran adrenalina, en dos buenos saltos, uno de 7 y otro de 5m.
A pesar de la chaqueta que supuso ir para allí la tarde anterior, hacer el barranco y regresar a Pucela. Pero que habrá allí que siempre quiera volver aunque solo sea para unas pocas horas.
Y en unos días cuelgo como fue aquel día.

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